jueves, 24 de febrero de 2011

El gafe se resiste


Había en juego algo más que un partido. Seis años cayendo en la misma piedra son muchos para un Bernabéu que necesita y tiene ganas de conquistar de nuevo Europa. Y Mourinho, más. Pero algo tiene el Gerland para negarle una y otra vez la victoria al equipo blanco.

Con un juego atrancado, sin fluidez y con cierta precipitación, el madrid aguantó el resultado que salió a buscar desde el principio. Mourinho dio por bueno el empate a cero antes incluso del pitido inicial, a pesar de seguir fiel a su línea compensando las figuras atacantes con una equilibrada defensa.

Sin movilidad y con mucha previsibilidad, el primer tramo del encuentro se basó en jugadas solitarias de Ronaldo cruzándose todo el campo para poder llegar a la portería de Lloris. El equipo francés se mantuvo bien posicionado en el campo sin dejar espacios para que Adebayor, debutante con el Madrid en la Champions, y Ronaldo tuvieran ninguna oportunidad. Hasta el minuto veintiocho no se disparó entre los tres palos, por cortesía del Madrid, aunque seguía sin conseguír hilar una jugada de ataque con tres pases seguidos.

Como un calco del partido de hace un año, al Lyon le bastó recoger los regalos de Khedira en el centro del campo para poner contra las cuerdas a la defensa blanca y conseguir las mejores oportunidades que, incomprensiblemente, los delanteros franceses se encargaron de desperdiciar.

Otro partido
Mourinho trató de animar el encuentro dando salida a Benzema, que regresaba a su ex estadio y que dio aire al equipo que comenzó con más oportunidades y más solvencia los primeros ataques de la segunda mitad. Dos palos en dos minutos parecían presagiar lo que llegaría poco después.

En la primera jugada en la que participó el francés, Benzema consiguió el gol paseándose de lado a lado del área pequeña, deleitándose y angustiando al espectador, para encontrar finalmente el hueco exacto por el que batir a Lloris.

No celebró el tanto, pero supuso un respiro para el banquillo y para la grada madridista. A partir de ahí, la apertura de espacios y la frescura de los cambios impulsó el juego blanco y subió la intensidad del encuentro. También ayudó que el Lyon pusiera el freno, y comenzara a cometer más errores debido al cansancio y al tanto recibido, que desbarató sus planes de sorprender a los blancos.

Pero en una jugada desafortunada en una falta, Gomis se encontró con el balón en el pie dentro del área pequeña y, esta vez sí, aprovechó el regalo empujando el balón hasta el fondo de la red.

Gran resultado para la vuelta en el Bernabéu, aunque después de tenerlo tan cerca, el empate sabe un poco a derrota.

Y la historia se repite: el Gerland vuelve a ser ese pequeño reducto infranqueable para los blancos.

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