martes, 15 de marzo de 2011

Ramón Lobo en #congresodigital en Huesca

Gran persona y mejor periodista -o al revés-, Ramón Lobo se tomó unos minutos para contestar a nuestras preguntas acerca del Congreso de Periodismo Digital de Huesca, de su trabajo como reportero y de la vida en general.
Entrevista realizada junto a mis compañeros Abraham Coco y Jaime García.

lunes, 14 de marzo de 2011

Lejos, pero no tanto: las revueltas árabes en Retiro


Desde enero, el mundo árabe es algo más que desiertos, kebab y Lavapiés. Nabil, Yassin, Ali y Leila estudian, trabajan y están integrados en nuestra sociedad, tanto como en aquella que ahora se revuelve en Libia, Egipto o Túnez contra la tiranía de sus dictadores. No pueden asistir físicamente a las manifestaciones, pero las sufren desde aquí a través de las redes sociales.
Empieza el fin de semana en casa de Nabil. Ha invitado a cenar a unos amigos. Tiene un ojo puesto en el horno para que las pizzas no se quemen, y otro en el portátil que hay encima de una silla del que no paran de sucederse imágenes de refugiados libios, manifestaciones y vídeos de Gadafi. Cada treinta segundos salta un nuevo tuit y un nuevo mensaje en su Facebook. Todos relacionados con las revueltas en los países del norte de África. Todos enviados por amigos suyos que, como él, están en mitad de la veintena. Todos viendo, entre esperanzados y cautelosos, que los árabes, por fin, han empezado a gritar y a sacudirse las dictaduras de encima.
Nabil siempre ha llevado una vida a la europea, había estado muchas veces en España, pero decidió venir a estudiar aquí en 2004. Ahora las noticias de las manifestaciones le hacen tener el corazón y la cabeza divididos: aquí está su presente, pero allí está su pasado, su familia y quizá su futuro. No puede dejar de maldecir a cada momento las matanzas que Gadafi está cometiendo sobre su propio pueblo. Es muy crítico con la situación, y mientras saca las pizzas del horno no puede callarse: «Al final no van a solucionar nada. En Egipto aún, pero el resto de revueltas no van a servir para nada más que matar gente».
Dice seguro que el pueblo marroquí no tiene la fuerza suficiente para hacer lo mismo y por eso está tranquilo por sus padres, que viven allí: «Ya intentaron hacerlo y solo robaron lo que quisieron. Utilizaron la excusa de las revueltas en apoyo a Libia para saquear la ciudad. Un caos». Además, asegura que fue apoyada y bendecida por el gobierno. «De otra forma no se hubiera podido desarrollar. Duró un par de horas, hasta que llegó el ejército y se acabó. Eso sí, se paralizaron las ciudades, pero nada más». Ya con la comida en la mesa habla más tranquilo: «En Marruecos te inculcan una filosofía desde que eres pequeño: estudia, trabaja, gana dinero, come y vive. Habla de lo que quieras, menos de política. Ese es el ideal de vida». y eso le molesta. Más desde que vive en España y ha notado los cambios entre allí y aquí. A pesar de «consumir» vida europea, la libertad que disfruta en España a la hora de vestir, de expresarse y de horarios nada tienen que ver con su país de nacimiento».
Lo que más le fastidia es que haya gente diciendo que «quieren mucho a Hassan II cuando es mentira. Ahora se puede hablar de los ministros, pero no de la cúpula que es la que maneja el poder. Y además, internet está pinchado». Desde esa cúpula solo llegan palabras huecas, pero no un cambio real. Además, «Marruecos no puede mancharse porque Argelia puede reactivar el conflicto de la independencia del Sahara. Le interesa que las cosas sigan como están, permietiendo ciertas manifestaciones, pero sin meterse mucho». Su Twitter sigue sonando cada poco tiempo, pero se relaja un poco. La pizza se enfría y el sábado no ha hecho más que empezar.
Un pie aquí, otro allíSegún fuentes del Ayuntamiento, apenas un 0’6% de los comercios de Retiro son regentados por población árabe y son unos treinta y cinco mil los empadronados -Marruecos es la mayor comunidad con 28.000 ciudadanos- con un gran porcentaje de jóvenes entre los 25 y los 40 años.
En la frutería que acaba de abrir, Yassin despacha a los clientes con mucha amabilidad. Tiene buena fama entre sus vecinos, lleva diez años por el barrio, aunque en diferentes negocios. Es marroquí, y a pesar de llevar tanto tiempo en nuestro país, «la sangre es la sangre». Además, tiene familia en Marruecos y amigos en Libia. Dice que no se preocupa demasiado, pero sí está atento por lo que pudiera pasar. Así lo demuestra con el ordenador que esconde junto a la caja. En la pantalla: el canal de televisión de Al Yazeera. Parece -pero solo lo parece- que es de esos de los que se queja Nabil, al asegurar que en Marruecos no llegará la ola de protestas: «Hassan es bueno y ha hecho reformas para mejorar la vida de los habitantes». Sonríe cuando se le pregunta por qué no se vuelve si las cosas están bien. «Eso es pregunta tramposa». Y quiere saber si los españoles se preocupan por el norte de África. Eso también es pregunta tramposa.
Amina es tunecina y lleva en España dos años. Trabaja como profesora de inglés y está conectada a Twitter y a Facebook todo el día. Con sus 23 años cree que Gadafi debe desaparecer, y pronto. Mientras se toma un té en una cafetería se alegra de leer en un tuit que las tiendas de comestibles de la frontera de su país con Libia están llenas de comida que han donado los tunecinos. «Ese es mi país», asiente orgullosa. La idea de que Estados Unidos se meta no la convence. «Los libios saben mejor lo que necesitan y cómo poder gobernar sus propios recursos; no necesitan que llegue “el salvador USA” para enseñarles nada», comenta entre enfadada e irónica. Ahora en su país están recibiendo a los refugiados, pero el gobierno libio no está poniendo las cosas fáciles. «Una vez que Gadafi les permita salir, les aceptaremos sin problemas. Ya estamos preparando hospitales y ya recibimos refugiados de Egipto, Bengal, Nigeria o China». Vive bien en España, pero le hubiera encantado participar en todas las protestas «ahora que se está escribiendo una nueva etapa árabe».
Entusiasmados por el futuroEl mes de enero pasará a la historia como un punto y aparte de as revoluciones árabes que se produjeron en los años 20 y después en los 60. Y el entusiasmo es evidente en la población árabe más joven dek barrio. Nagla es de Egipto y reconoce que nose había interesado por la política hasta la revuelta en Túnez. Igual que Nabil, tenía muy asumido que de política no podía hablar, así que las revoluciones suponen un cambio radical para la cultura árabe. «Ni siquiera el presidente se lo esperaba, por eso se marchó tan rápido», se ríe, «luego en Facebook hacíamos apuestas de qué país sería el siguiente. Egipto era el que más peso político tenía y no nos equivocamos». Se siente orgullosa de ser árabe, ahora más que nunca, y aunque no puede ser partícipe, está en contacto con su familia, que vive a dos calles de la plaza Tahrir. «Es la primera vez que tenemos un ex presidente y la sensación de que el pueblo ha tenid el valor y el poder para lograr ese hito es increíble». Habla de pequeñas revoluciones previas, pero subraya la importancia de que haya sido el pueblo el que tomara la iniciativa sin ningún partido político detrás. «La gente estaba hasta las narices y espero que esto continúe. Es nuestro momento, nos toca ganar.», concluye antes de irse a trabajar.
Tampoco Abdurraman sabe de política. Tiene diecisiete años y trabaja en una frutería. Apenas habla castellano, pero le encanta intentarlo. Así que conforme pasan los minutos se va calentando y sus opiniones –mitad en inglés, mitad en castellano- cada vez son más seguras y confiadas. Salió de Egipto hace mucho y siente lo que está pasando en su país. Cree que va a morir mucha gente y eso no le gusta. Tiene amigos de Libia, de Argelia, de Egipto y «son buena gente, los malos son los de arriba». No quiere a Gadafi, a quien parece odiar con ganas por su lenguaje no verbal, pero menos aún quiere que llegue Estados Unidos. «USA mala, ¿por qué no se mete en otros países? Solo están ahí por negocios y petróleo, pero no sabe cómo es ese país ni cómo son sus gentes. Estados Unidos fuera, a su casa. La gente necesita ser libre y decidir ella sola, no necesita a nadie más», concluye enfadado.
Esta misma idea mantiene Ali, iraní de 43 años que sabe muy bien de lo que habla. Estuvo dos años en la guerra de Irak y no confía nada en los Estados Unidos. «Parece que van a ayudar y solo se llevan los recursos. En Libia o Egipto te matan si robas, porque hay mucha hambre y poco dinero: en cambio, los jefes como Gadafi o Ben Alí tienen muchísimo dinero en bancos de Suiza y otros lugares», afirma rotundo. Reticente a hablar al principio, después no puede parar: «Al final matarán a Gadafi, pero deberían hacerlo pronto para que dejara de matar gente inocente». Niega rotundamente que estas revueltas se produzcan en un país como el suyo. «Hay unos veinte millones de policías en una población de setenta. La población no tiene tanta fuerza, el gobierno es muy poderoso y ha hecho reformas para contentar a su pueblo».
Lo mismo piensa Leila sobre su país, Argelia. «Se han producido muchas refoprmas que han hecho más popular al Presidente, aunque sí nos gustaría que cambiaran los ministros». Vino hace diez años para estudiar y aquí se quedó. Habla todos los días con su familia y están bien. Lee todos los periódicos árabes a través de internet porque quiere estar al tanto y valora por encima de todo disfrutar de la situación actual que atraviesa su país. «Miedo siempre hay, y estamos pendientes de lo que ocurra, pero nosotros ya hicimos nuestra guerra. Ahora les toca a otros». «Me gusta mucho que estén pasando estas cosas -asegura- significa que la población está reivindicando sus derechos, como hace mucho tiempo que debería haber pasado».
El entusiasmo también ha llegado a las agencias de viaje, que han vuelto a recuperar las ventas y los destinos de Egipto y Turquía que perdieron al iniciarse las revueltas.
IndiferenciaQuizá sean los años, las experiencias, el haber caído aquí por casualidad o los kilómetros, pero en el barrio no todas las opiniones son tan entusiastas. A otro sector árabe de Retiro les inquieta mucho menos lo que ocurra en Egipto, Túnez o Libia. Para ellos, el norte de África ya queda muy lejos.
Muhamd y Basi llevan cinco años en España. Cayeron aquí como podían estar en cualquier otro lugar del mundo. Y no descartan esa posibilidad. Uno es ingeniero; el otro, chef, pero ambos trabajan como camareros en el Restaurante Árabe de Doctor Esquerdo. Su ciudad natal en Marruecos les queda muy lejos en tiempo y en espacio. Tienen toda su familia aquí, tramitando la nacionalidad española, así que las revueltas las escuchan en la televisión, pero no les afectan. «Tengo que alimentar a mis hermanos pequeños que están ahora en el colegio y la crisis es muy mala para todos», comenta Basi, «la luz está muy cara, todo está muy caro y tengo que llegar a fin de mes, eso es lo que me preocupa». Muhamd asiente y añade: «España no es buen país ahora para ganar dinero, igual nos vamos a Francia».
Son las dos de la tarde, hora perfecta para comer en uno de los pocos kebabs del barrio. En uno de ellos, la televisión inunda el local sin clientes con las últimas noticias sobre Gadafi. Apoyados en la barra, absortos, solo están los camareros: Abdull y Mike, marroquí y tunecino, entrados en la cincuentena. ¿Están siguiendo con tanto interés las revueltas en el norte de África? No, contestan, están aprendiendo castellano.


domingo, 13 de marzo de 2011

¿Qué es Google?

Hace unos días me preguntaron qué era Google. Y la verdad, no estaba muy segura de entender siquiera qué significan esas 6 letras a las que ya estoy tan acostumbrada que no podría vivir sin ellas. Así que me di cuenta de que yo todavía soy de la era pregoogle, y lo descubrí.

Google es una tarde entera en la biblioteca pública buscando el mapa menos desfasado para que el trabajo de Geografía se ajustara, más o menos, a la realidad. Aunque esa desactualización te diera ciertas alegrías momentáneas, como cuando leías en una Enciclopedia de Fútbol que lo más reciente que hizo el Zaragoza fue ganar la Recopa del 95, cuando ya andabas sufriendo porque bajábamos a segunda. Es seleccionar enciclopedias en las estanterías de Naturaleza, Literatura o Arte dependiendo de la asignatura. Son muchas horas copiando lo más interesantes de los artículos -el copy/paste no lo inventó Google-; eligiendo las fotos adecuadas aunque sin poder elegir ni grandes ni medianas ni pequeñas, sino las que había y fotocopiándolas en la sala de reprografía, a cinco pesetas la unidad en blanco y negro y diez en color.

Es preguntarle una duda a tu padre y enterarte, años después, que se pasó parte de la noche preguntando a sus amigos para que la respuesta estuviera en tu almohada por la mañana. Los padres nunca defraudan a sus hijos. Y también es aprender a buscar en la Larousse que decora todas las casas, con sus tomos de actualizaciones incluidos. Es conocer los restaurantes por haber pasado por la puerta y preguntarte cómo sería la comida de allí. Y atreverte a entrar porque recuerdas que en el ascensor alguien habló de ese sitio.

Google es memoria, pero una que se está desvaneciendo por falta de uso. O que, simplemente, está mutando. El día que la pierda del todo la googlearé, seguro que la encuentro.


viernes, 11 de marzo de 2011

Y esto es todo, amigos

Doce años ya.
Huesca sigue tan pausada como siempre, pero se ha vuelto a convertir en geek, gurú y 2.0.

Después de 10 eventos entre mesas redondas, conferencias y tertulias, trato de hacer un balance positivo porque hoy ha salido el sol, estoy rodeada de amigos, somos los nuevos periodistas y lo estamos pasando bien.

Pero, y aquí viene el pero, me quedo con casi la misma sensación de la que salí de Burgos. (sin alcohol). Los congresos sirven para hacer contactos, pensar un poquito -poquito- en lo que se supone que viene o que traeremos, pero que nos vendrá queramos o no, nosotros decididiremos en qué puesto nos quedamos. Poco más.

Muchos soportes y muchos adjetivos que adornan estos días a la palabra PERIODISMO (así, con mayúsculas), pero que solo es dar vueltas y vueltas a unos términos abstractos y ajenos a lo que desde siempre es y será el periodismo: buscar, preguntar, cuestionar, filosofar, criticar, sentir, vivir, ayudar y poner todo eso en un papel, en una tableta o en las nubes, si lo logramos inventar. Que todo llegará.

Todos parecemos mejores periodistas después de tantas ideas y tantas buenas voluntades. Pero creo que eso solo se puede conseguir con un boli en la mano o con un ordenador bajo los dedos. Es decir, utilizar los cinco, seis o diez sentidos para captar el mundo desde nuestro punto de vista -que siempre será único y nuestro valor añadido- y mostrarlo de forma emocionante, atractiva y que haga pensar y/o entretener a quien quiera leerlo.

Por más vueltas que demos... esto es todo, amigos.

jueves, 10 de marzo de 2011

Huesca 2

En la segunda jornada del XII Congreso de Periodismo Digital de Huesca hablamos de iPad y la diferencia entre el periódico de papel y esta nueva herramienta multimedia.
Una primera y buena diferencia: el iPad no sirve para matar moscas con tanta eficacia como lo hace el periódico en papel.

Pero ¿qué ponemos en iPad? La tableta solo es una herramienta, ¿de qué se nutre?
Como decían ayer, hay que informar, pero también es importante entretener. De las 10.000 millones de descargas que ha alcanzado Apple, las aplicaciones mayoritarias son de juegos, nada sobre medios de comunicación.

Pero qué duda cabe, solos los humanos -y si son pequeños, mejor- somos capaces de empatizar de una forma real. La presentación -publicidad, pero buena- no ha levantado los aplausos del público, pero sí el vídeo de una niña intentando explicar qué es iMAG. Los niños se reirán, sin duda, de lo que estamos hablando en este Congreso.

¿Qué tendrán ellos para informarse en 20 años?
No lo sé, pero nosotros ya tenemos mucho y lo utilizamos así:
- Una serpiente muere de una intoxicación por silicona tras morder el pecho de una modelo.
- Un mapache le muerde el pene a un hombre que intentaba violarlo.
- Una estudiante permite que la penetren con un consolador delante de sus compañeros.
Las tres noticias más leídas de una página de un medio de comunicación.

¿Seguro que el iPad salvará los medios de comunicación? Sigo pensando que nos estamos quedando en lo superfluo y que estamos olvidando lo realmente importante. Que cada uno crea qué es lo importante.

Miguel Jiménez: “No sabemos si hemos entendido bien la crisis”

Para bajar la comida, Manel Pérez, de La Vanguardia, y Miguel Jiménez, de El País, se sentaron para dialogar sobre la crisis. O más bien, de cómo los medios de comunicación han abordado un tema tan cercano en el día a día como peliagudo para explicar de una forma entendible y amena al ciudadano.

En ese sentido, Jiménez comentó que “se ha tratado de explicar lo mejor que se ha podido, pero no sabemos si la hemos entendido. Pero creo que, sobre todo, hemos sido honestos”. Apuntó Pérez que quizá la prensa llegó tarde y que la la línea que se siguió fue la de explicar de una forma histérica: La velocidad de los mercados fue un gran aliado para que los medios expusieran datos y conceptos rápidamente, sin tiempo de reflexión y quizá “faltó un componente didáctico que evitó que llegara de forma clara a los lectores”, admitió Jiménez.

En cualquier caso, ninguno de los dos cree que la rapidez de internet sea incompatible con el análisis, especialmente, en el ámbito económico. “La rapidez no está reñida con la calidad”, comentó Pérez. “Quizá de lo que adolece es de ofrecer una información completa, pero no es menos precisa que la elaborada con posterioridad”, apuntilló Jiménez.

Solo en un asunto las opiniones de los dos ponentes fueron casi opuestas. Con respecto a la convergencia entre papel y red. La Vanguardia aboga todavía por cuidar el material físico y cuida tanto el diseño como la calidad y el formato. "Sigue habiendo un cuidado exquisito por el papel porque sigue siendo la base de los negocios", aseguró Pérez. Además, la redacción de internet es prácticamente independiente de la redacción papel. En contraposición a El País, que tiene una redacción mucho más integrada, "en internet los temas se expanden como la pólvora y da unas potencialidades que el papel no ofrece", confirmó Jiménez.

Poco más se dijo acerca de si “estamos explicando la crisis hasta que llegaron las preguntas del público, que siempre suelen ser más ácidas e incómodas. Un joven echó en falta las historias humanas que siempre son las caras más afectadas por los problemas económicos. Ninguno de los dos ponentes tuvo argumentos para rebatir. Era tiempo para hacer la digestión.

Mesa redonda: "El papel de las redes sociales en la cobertura periodística"

Cuatro preguntas lanzadas al aire

¿Revolución en las redes sociales?


Guillermo Culell (Grupo El Mercurio, Chile): El periodismo tiene que darle una forma coherente al contenido de las redes sociales.
En el caso de Egipto se corta Twitter, es Google quien ayuda a que continúen los mensajes. El precabreo es importante.

Jean-François Fogel (periodista y consultor de medios digitales): es un buen momento para tomar nota de lo que está pasando. Debemos usar esto para potenciar el ejercicio de nuestra profesión. Independientemente de que la revolución sea en Twitter o en la calle, lo importante es que se haga.

¿Es para conocer al otro o es una pared?
Francisco Sierra (Antena 3): Lo que te permite es la interectividad total, pero el problema es que no se escuchen los unos a los otros.

¿Estamos preparados los profesionales etar en contacto directo con el receptor?
Rosalía Lloret (Unidad Editorial): esto ya lo hacíamos, las capacidades de antes eran más limitadas, pero ahora puedes acceder a mucha gente más. Por supuesto que hay que escuchar.
Pueden saber más que tú y sus aportaciones pueden ser muy interesantes.
Culell: Twitter es la medición del rating en tiempo real.
Fogel: No hemos demostrado siquiera los primeros síntomas de la respuesta en tiempo real. Todavía nos faltan las herramientas para hacerlo, sí tenemos la búsqueda y es donde podemos demostrar un gran talento o fracasar.

¿Está la inmediatez reñida con la profundidad?
Rosalía: hay formas de periodismo complementario: no todo es la última hora. El periodismo detallado es tan importante como la inmediatez.
Culell: Por qué tenemos que priorizar la profundidad? Yo la valoro, pero no como la única opción del periodismo.
Sierra: Twitter sirve para diferentes usos, te puedes informar, pero también te puedes entretener. No todo el mundo te va a pedir los mismos niveles de profundidad ni en los mismos soportes.

Como casi siempre, lo mejor, las preguntas del público. Se le ha dado voz, pero poco. El tiempo siempre en contra de las buenas historias.

Huesca 10am

La capital oscense acoge El XII Congreso de Periodismo Digital. Las libretas hace tiempo que dejaron de ser los elementos básicos en cualquier mesa redonda y ahora son los ordenadores los que ocupan las mesas. El tecleo es la banda sonora.

Introducción institucional con entrega de premios incluida, con los siguientes galardonados:
Premio José Manuel Porquet para Mónica G. Prieto: "Los lectores quieren leer, tenemos que volver al modelo de éxito: buscar historias y no quedarnos en lo superficial buscando nuevos formatos".

Premio honorífico para Antonio Angulo, hoy primer día de exdirector de Alto Aragón, se jubila: "Yo no cambié nunca el concepto primero de hacer Periodismo. La palabra digital puede ser engañosa y nos puede encerrarnos en nuevas palabras vacías. El soporte tiene poco valor, hay que adaptarse, pero debe caracterirzarnos el periodismo. Cada vez hay más obstáculos para conseguir la verdad: rigor, veracidad, trabajo, deontología cada vez más arrinconada. Insisto que no hay que perder de vista las cualidades humanas y principios fundamentales. Lo más grande en la vida y en todo es la verdad"

Charla inaugural de Javier Moreno, director de El Pais: "A medio plazo sobrevivirán los mejores periódicos, pero el futuro de todos ellos es la red. Seguirá habiendo demanda durante un tiempo, pero no será rentable para cubrir los costes. Se acabará como consumo masivo.
Los blogs a veces hacen mejor las cosas que los periodistas y tomar la delantera, eso es preocupante. Los periodistas están entre el desdén y la irritación ante la llegada de internet". Cita a Pulitzer para decir que "un periódico puede enviar la misma idea a miles de personas", pero internet puede hacerlo a millones en el mismo momento.

"Cualquier adjetivo al sustantivo periodismo es rebajar la calidad".
"No hay democracia sin prensa libre. La misión del Periodismo es controlar el poder en nombre de los ciudadanos".

Da comienzo el XII Congreso de Periodismo Digital.
Crónica de la primera mesa redonda: próximo post.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Inocencio Arias en el Máster

«No quería la intervención, pero sí creía que Saddam tenía armas»

La diplomacia española en la democracia se puede seguir con la trayectoria de Inocencio Arias, quien asegura que «la transparencia inmediata no es buena para la diplomacia, especialmente si hay en juego negociaciones sin cerrar. Después, sí deberías ser honesto». Y así lo fue en su visita a ABC.

Han pasado ya casi ocho años desde la foto de las Azores, pero la situación actual de la política española con las revueltas árabes nos devuelven a la guerra de Iraq y la conveniencia o no de intervenir en el conflicto de Libia. Y a este respecto, Arias, como embajador de España en la ONU por aquel entonces, defendió la idea del gobierno de Aznar a pesar de la oposición social.


«Fue un momento duro en mi carrera. Tenía que defender lo que el Estado me decía y que estaba respaldado por una votación democrática en el Parlamento; si fuera por la opinión pública, estaría instaurada la pena de muerte», aseguró a ABC. Añadió también que el soporte jurídico estaba de su parte y todos los servicios de inteligencia y los medios de comunicación no desmentían las sospechas sobre las armas de destrucción masiva..

Quitada la pajarita diplomática, Arias confesó que «personalmente no quería la intervención, pero sí creía que Saddam tenía armas. Si la idea me hubiera repugnado moralmente, habría dimitido». Así que la decisión de entrar en la guerra estuvo muy influenciada por la información que llegaba de Norteamerica. Y tuvo mucho de pagar favores a Estados Unidos -como el de Perejil o que ETA entrara en la «lista negra» de grupos terroristas- y, sobre todo, de ser visibles en el mundo. Algo que Arias critica de este actual gobierno socialista: «Es el que menos prestigio y menos credibilidad desprende de los cinco gobiernos democráticos. Zapatero no se siente cómodo con los temas de exterior porque no los domina. Ya no da más de sí en».

La guerra de Iraq, por tanto, tuvo apoyo jurídico y no fue ilegal ya que nunca se votó en las Naciones Unidas, por miedo a que Rusia la vetara, pero tampoco se aprobó. «Se ve a la ONU como una organización que siempre se queda corta: está muy dividida porque son los subalternos de los Estados que tienen muchos intereses», continuó, pero si en Libia continúan las matanzas, se dará la misma situación que en Iraq y se entrará en la guerra «aun sin el voto de la ONU», concluyó Arias.

jueves, 3 de marzo de 2011

Lo hecho, hecho está

El miércoles, la historia ya no tan reciente de España celebra un nuevo cumpleaños. Y volvemos a leer y a escuchar, en todos los medios, lo que fue, lo que significó, los múltiples futuribles de lo que hubiera pasado, las lágrimas del rey, la importancia del evento, el punto de inflexión…

El 23-F vuelve, como cada año, a mostrarnos lo que pudimos ser y no somos. 30 años del mismo discurso, de las mismas preguntas, de los mismos personajes, de los mismos disparos. Tres décadas del “se sienten, coño” que parece que no han sido suficientes si nos atenemos a la cobertura periodística con la que nos levantamos el domingo.

Lo mejor es cuando se pregunta por qué estaba haciendo usted en ese momento. Todo el mundo recuerda, perfectamente, ver a Tejero empuñar su arma y soltar su frase; todo el mundo, hasta que le recuerdas que no hubo imágenes del interior del hemiciclo hasta el día siguiente en el que España respiró tranquila. O eso dicen y nos llevan repitiendo treinta años.

No podemos estancarnos en el pasado, que así no se avanza, dijeron aquellos que condenaron a Garzón por “remover tumbas y abrir viejas heridas”. Nunca se encontraron las armas de destrucción masiva en Irak, “pero podían haber existido”, aseguran otros.

Si de verdad hay que avanzar y dejar todo eso atrás, qué mejor día que el miércoles. Recordar un día en el que todo pudo pasar, pero nada pasó, es como recordar que hoy podía haber ido al cine, y no fui. Los futuribles solo nos alejan de la realidad y nos enfrentan a los mismos fantasmas que nos llevan persiguiendo demasiado tiempo.

Y ahora, para colmo, la película. Parece que se nos han agotado las ideas para guionizar la guerra civil y la posguerra –que ya era hora- y nos pasamos ahora a los 80. Lástima que todavía no haya pasado el tiempo suficiente para ver ese periodo con la distancia suficiente. Lástima que todavía este suceso tenga treinta años y no haya pasado ya, definitivamente, a una línea en el libro de historia de los nuevos estudiantes.